martes, 18 de mayo de 2010

Penumbra

Me aferro a estas paredes que me rodean. Tu nombre sigue escrito en ellas. Ya no recuerdo tus rasgos, ya no recuerdo tu sonrisa...
Aquella luz que un día se encendio ya está apagada.
Oscura y en medio de la nada me encuentro.
Tus huellas en este camino son como marcas imborrables que recorren mi cabeza desde que amanece hasta la salida de la luna.
Cuando pestañeé para ver si tu sombra era un simple sueño, algo tan poco real como tus besos, descubrí que te habías ido. Que tenía razón al pensar que tú eras un sueño pasajero, que jamás habías existido.
Y ahora tu nombre es solamente un borrón en estas paredes de aquella habitación oscura que un día nos contempló, en la cual mi cuerpo yace, entre la penumbra y el polvo.